Profundidad de campo: el desenfoque como herramienta creativa
No hay nada más común que una fotografía de cualquier lugar turístico hiperconocido. Pero ¿qué nos lleva a detenernos en una imagen de algo que ya hemos visto miles de veces? Seguramente, no admiraremos la típica postal, sino la que tenga un toque creativo diferente. Una de las herramientas creativas para lograrlo es la profundidad de campo.
La profundidad de campo es la distancia en la que los objetos se ven aceptablemente nítidos entre los puntos más cercanos y más lejanos en una imagen. Siempre buscamos que nuestras fotos salgan enfocadas. Pero cuando usamos nuestra caja de herramientas creativas, el desenfoque puede hacer la diferencia entre una foto normal y una deslumbrante. Esa diferencia la podemos alcanzar cuando dominamos la profundidad de campo.
Con ella puedes destacar ese punto que dará mayor valor estético a tu foto. Puedes aislarlo y hacerlo protagonista, al desenfocar el resto. Puedes tomar una foto de la muralla china y seguramente será hermosa. Pero si ves una piedra, una bufanda olvidada, unos ojos asombrados… y lo conviertes en el foco, habrás creado una foto única en la muralla china.
Cómo controlar la profundidad de campo
Debes tener en cuenta tres variables: apertura del diafragma, distancia focal, y la distancia entre el objeto que enfocas y tu cámara.
– A menor apertura, mayor profundidad de campo, es decir, casi todos los objetos en la foto estarán nítidos.
– A mayor distancia focal, menor profundidad.
– Cuanto más cerca te encuentres del objeto que vas a fotografiar, menor profundidad de campo.
Como siempre te digo, practicar tomando la misma imagen variando los ajustes te convertirá en un maestro, en este caso, de la profundidad de tus fotografías.
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